Luego de seis meses, de estar viviendo en un estado de calamidad, decretado por el presidente y ratificado por el congreso de la república, esto a causa de la pandemia generada por el COVID-19, se retomó la vida sin restricciones, y ahora vuelve todo a la normalidad.
Durante, los meses de marzo hasta agosto, se trabajó en controlar el contagio del Coronavirus, así con ello tratar de evitar el colapso del sistema de salud de nuestro país, para que en un tiempo no muy prolongado todas las actividades regresaran a su normalidad.
Ahora bien, hasta el momento existen solo dos sugerencias primordiales para evitar un posible contagio, el distanciamiento social y el uso de mascaría, pero a pesar de ello hasta la fecha se han registrado más de 100 mil personas positivas de COVID-19.
El presidente, Alejandro Giammattei, en uno de sus discursos dijo, que el trabajo de contención del virus era responsabilidad de todos, pues si las personas seguían las recomendaciones habrían menos personas positivas.
Pero, como es posible contener la propagación de un virus, si cuando ya no existen restricciones las personas lo primero que hacen es salir de viaje, y con ello provocar aglomeraciones dando opción a más contagios.
Se debía suponer, que esta iba a ser la reacción de las personas, puesto que no están acostumbradas al encierro, pero aquí el problema es que si en dado caso existiera una segunda oleada de contagios de COVID-19, el país está preparado para soportar nuevamente el cierre.