Todas las mañanas, que decidimos ver los noticieros o bien leer algún medio escrito, siempre nos encontramos con más de alguna noticia sobre personas capturadas por haber tomado objetos de valor, dinero o por intentar quitar las pertenencias de un ciudadano por la fuerza.
Con esto las autoridades cumplen con su trabajo de sacar de las calles a los malos ciudadanos, pero también con ello siguen hacinando los centros pénales de rehabilitación, los cuales desde hace mucho tiempo han sobrepasado su capacidad.
El encierro es un castigo justo, para estos supuestos delincuentes que bien merecido lo tienen, pero será que es suficiente solo con esto, pues en muchas ocasiones cuando estas personas recobran su libertad regresan a cometer las mismas fechorías.
Muchas veces se dice, que la culpa es de los padres por no corregir a sus hijos y cumplirles todos sus caprichos desde la infancia, y que la actitud que estas personas tienen solo es la consecuencia de querer obtener las cosas muy fáciles.
Pero también existe el factor desempleo, ya que en nuestro país existe una taza de personas sin trabajo muy elevada, y esto aunado a que en muchas regiones del territorio hay muchas familias viviendo en pobreza extrema, y no pueden darles a sus hijos la oportunidad de ir a una escuela para poder estudiar y cumplir sus metas.
Según el artículo 101, de la constitución política de la república de Guatemala, todas las personas tienen derecho al trabajo y es una obligación social, pero en nuestro país esto es algo que no es posible de cumplir, pues no existen suficientes espacios para laborar y la demanda es muy grande, por lo que lastimosamente en su desesperación muchas personas optan por el camino fácil con tal de llevar un plato de comida a su mesa.
En un país donde las oportunidades no son muchas, hay que enseñarles a nuestros hijos estas palabras célebres del reconocido político mexicano Benito Juares, que el derecho al respeto ajeno es la paz.
Por: Walter Manuel